Una vez hecha la mamografía se pueden apreciar una serie de signos, los cuales nos indican si la lesión es maligna o no. Entre ellos destacan:
- Quistes: es una colección de líquido en el seno de un pequeño saco dentro de la mama. La exploración diagnóstica se debe completar con una ecografía mamaria. Puede ser necesario evacuar el líquido para ser analizado histológicamente. Es raro que un quiste sea maligno.
- Calcificaciones: se trata de pequeños depósitos de minerales que aparecen como pequeñas manchas blancas en las radiografías. Las más pequeñas se llaman microcalcificaciones y pueden aparecer aisladas o en grupo. Esto significa que hay cambios en la mama que requieren una cierta vigilancia. Las calcificaciones pueden corresponder a tumores benignos y, menos a menudo, a tumores malignos.
- Masas: pueden corresponderse ser lesiones benignas, como es el caso de un fibroma, o malignas. Pueden contener calcificaciones o no.
Finalmente el que evaluará si la probabilidad de que
las imágenes puedan corresponder a una lesión benigna o maligna es el
radiólogo. Una vez hecho las imágenes, si se pueden apreciar las masas que
anteriormente se han explicado las pruebas complementarias que se suelen hacer
es una ecografía y la punción aspiración con aguja fina (PAAF).
En el caso de las microcalcificaciones se valoran
mediante biopsia asistida por vacío (BAV).
En el caso de mamas densas también se realiza una
resonancia nuclear magnética (RNM).
Un 30% de las lesiones que se detectan por mamografía
son tumores microscópicos que no invaden en profundidad. Estos tumores tienen
un pronóstico excelente.
Para encontrar más información sobre el diagnóstico
del cáncer podéis consultar esta página: Asociación española contra el cáncer.
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