martes, 4 de noviembre de 2014

Origen del cáncer


Todos los cánceres empiezan en las células, unidades básicas de vida del cuerpo.

El cuerpo está formado de muchos tipos de células. Estas células crecen y se dividen en una forma controlada para producir más células según sean necesarias para mantener sano el cuerpo. Cuando las células envejecen o se dañan, mueren y son reemplazadas por células nuevas.

Sin embargo, algunas veces este proceso ordenado se descontrola. El material genético (ADN) de una célula puede dañarse o alterarse, lo cual produce mutaciones (cambios) que afectan el crecimiento y la división normales de las células. Cuando esto sucede, las células no mueren cuando deberían morir y células nuevas se forman cuando el cuerpo no las necesita. Las células que sobran forman una masa de tejido que es lo que se llama tumor.

No todos los tumores son cancerosos; puede haber tumores benignos y tumores malignos.

  • Los tumores benignos no son cancerosos. Pueden extirparse y, en la mayoría de los casos, no vuelven a  aparecer. Las células de los tumores benignos no se diseminan a otras partes del cuerpo.
  • Los tumores malignos son cancerosos. Las células de estos tumores pueden invadir tejidos cercanos y diseminarse a otras partes del cuerpo. Cuando el cáncer se disemina de una parte del cuerpo a otra, esto se llama metástasis.
Algunos cánceres no forman tumores. Por ejemplo, la leucemia es un cáncer de la médula ósea y de la sangre.














Para encontrar más información sobre el cáncer podéis consultar estas dos páginas: Instituto nacional del cáncer y la Asociación española contra el cáncer.

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